Abaratar la monarquía
Cualquiera que sea la libre preferencia que se tenga sobre uno u otro sistema y estilo políticos, ya nadie se puede abstener de revisar los bolsillos y sacar cuentas en estos tiempos de crisis económica, que toca a las puertas de todas las geografías. Y la verdad es que no se la deben ver fácil los contribuyentes en una Europa sacudida por recortes de presupuestos y amenazas de despidos, al destinar millones de dólares a sostener con escesiva holgura a una sola familia por emblemática que sea.
Las cifras de Republic se basan en el costo de proveerle seguridad, los viajes por el país y al exterior y los ingresos generados por las tierras y empresas comerciales en sus manos, capítulos en los que el Reino Unido marcha al frente seguido por Holanda, al que le dobla en números constates y sonantes, Dinamarca y otras monarquías.
Los críticos del sistema están reclamando más transparencia, enarbolando el criterio de que al menos “una monarquía puede ser mucho más barata” , ahora en que los gobiernos del continente de las aristocracias les exigen a la clase trabajadora y los jubilados apretarse el cinturón, aunque desde luego, sin afectar tampoco ni siquiera un ápice a las oligarquías financieras y políticas.