El edificio de los chilenos - Por Fernando Moyano

Publicado en por Ivonne Leites. - Atea y sublevada.

2010 - Documental / 95 min. / HDV, 16 mm / Color 



 


DIRECCIÓN Y GUIÓN: Macarena Aguiló y Susana Foxley
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A fines de los años 70', los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) exiliados en Europa regresaron a Chile a luchar clandestinamente contra la dictadura. Muchos de esos militantes tenían hijos que no podrían llevar con ellos. Para esos hijos nació el Proyecto Hogares, un espacio de vida comunitaria que reunió cerca de 60 niños que fueron cuidados por 20 adultos, llamados Padres Sociales.


  • Gran Premio Embajada de Francia, Festival Internacional de Documentales de Santiago, Fidocs, 2010.
  • Mención honorífica, International Leipzig Festival for Documentary and Animated Film, 2010.
  • Mejor Documental del Año, ChileReality Festival de Cine Documental de Chillán, 2010.
  • Segundo Premio Coral, Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, 2010.
  • Premio especial Competencia Documental, Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Colombia, 2011.
  • Mejor documental, Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, 2010.

http://www.cinechile.cl/pelicula.php?pelicula_id=890

http://www.larepublica.com.uy/cultura/449426-el-edificio-de-los-chilenos-un-filme-sobre-familias-sociales-voluntarias

 

 

Hemos visto esta película en el XXIX Festival Internacional de Cine, en Cinemateca, y allí contamos además con la presencia de la directora Macarena Aguiló, que es una de las "hijas del MIR" que vivió esta historia. Así que en el diálogo que los espectadores mantuvimos con ella pudimos darle nuestra opinión sobre su documental: Valiente, lúcido y hermoso.

Agrego la carta que envié al semanario Brecha, y no creo necesario decir nada más:

 

Leí el comentario de Jorge Ruffinelli "Los hijos del MIR" en la separata del 20/04, luego vi la película. Comparto plenamente apreciación estética de Ruffinelli:

documental estremecedorhistoria contada a la vez con delicadeza y contención notable, por un lado, y con una firme decisión por otra... enfrenta el tema tenaz y dulcemente... en apariencia suave por su estilo, pero de una poderosa fuerza de construcción de sentidos. Un tema que podría haber abierto las puertas a la manipulación emocional se vuelve cauto, fino, inteligente.. con el testimonio de los participantes históricos, con dibujos y secuencias de animación de gran densidad simbólica, con [el rescate de] numerosas fotos y algunas filmaciones de archivo...

Y también comparto el destaque que Ruffinelli le presta a esta obra, realmente la joya del Festival y lo merece, y el breve marco informativo que le da al tema, aunque en nuestra opinión es parcial en ambos sentidos de la palabra.

Respecto de las apreciaciones políticas que hace Ruffinelli sobre el tema, y en el entendido que las apreciaciones políticas son precisamente eso, quiero hacer alguna observación. Cito parte del referido artículo.

Idealismo en cuestión.

la contradicción de los militantes que querían hacer de Chile "un país mejor para nuestros hijos" mientras, en verdad, se separaban de ellos causando heridas emocionales en muchos casos irrecuperables. 

un juicio, sin sentencia ni condena, a quienes antepusieron lo social y político a la familia, el idealismo en fondo ingenuo que pretendía "cambiar el mundo" a la experiencia cotidiana de vivir.

confrontar el fracaso de sus padres por construir un país que ni siquiera hoy se ha logrado.

toda una generación cegada por el idealismo.

Para empezar, todo idealismo siempre está en cuestión y con eso no decimos mucho. Las ideas están para cuestionar y ser cuestionadas porque por eso son ideas. Y como una idea se cuestiona con otra idea, expondré aquí la mía sobre el "anti-idealismo" de Ruffinelli.

 

"Un juicio". Lo que yo vi en la película fue un testimonio, un rescate, una reflexión, preguntas abiertas y varios juicios diferentes de los protagonistas que la obra expone, precisamente sin abrir juicio. Creo que Toulouse le diría a Ruffinelli: el juicio no está en la película sino en su propia cabeza. Y la sentencia y condena de Ruffinelli son evidentes. Tal vez merezcan eso los militantes del MIR chileno, tal vez no. En todo caso va mi defensa.

 

"Las heridas emocionales en muchos casos irrecuperables", y las heridas de las otras también, a esos hijos y a tantos otros y a tantos padres y madres, tienen UN CULPABLE. El terrorismo de Estado. Que también incorporó a su discurso esto de culpabilizar a las víctimas y a los militantes, a los padres que hacían eso tan condenable como desatender a sus hijos por "anteponer" la lucha política y social a la familia.

 

No es necesario ver cine para encontrar casos de quienes quieren un mundo mejor para sus hijos pero deben asumir el costo separarse de ellos, o costos mucho peores (casi todas las películas sobre los nazis cuentan alguna historia así, y hay algunas muy buenas), alcanza con interesarse por la realidad de quienes han sufrido la cárcel, el exilio, el chantaje que se hacía usando a los hijos, o la tortura de los padres en presencia de los hijos. También leyendo Historia veremos a quienes volvieron desde el exilio para combatir nuevamente en su tierra, aunque el cuadro de Blanes no muestre a los hijos de los Treinta y Tres, o no viajasen en el Gramma. Tampoco me contaron en la escuela si el Padre de la Patria arrastraba a todos los lados la porrotada de hijos que tuvo. Sí me consta que también el Che dejó a sus hijos.

 

Quienes van a la guerra dejan hijos que muchas veces terminan huérfanos, aunque los padres compensen primero las cosas dejando del otro lado todos los huérfanos que pueden. La lápida dirá luego "Extranjero,  informa a Esparta que aquí yacemos todavía", y nadie pensará que fueron padres desnaturalizados, porque eso es el "King and Country" políticamente correcto.

 

Pero aquí no es eso, aquí es "el idealismo en el fondo ingenuo que pretendía cambiar el mundo", de modo que veamos un poco más en detalle de qué se trataba.

 

El MIR era la única organización política de importancia que estaba a la izquierda de la Unidad Popular, y tuvo una actitud de apoyo crítico pero firme al gobierno de Allende. Acompañó ese experimento único en el mundo de intentar una transición pacífica al socialismo y asumió el riesgo en forma totalmente lúcida, participó activamente en el movimiento social y sindical, en la autogestión obrera productiva, en el movimiento de pobladores, en la organización de los cordones de autodefensa, en la discusión política democrática sobre la estrategia y las vías de acción.

 

Fueron los ciegos idealistas del MIR (que tenían un servicio de inteligencia que colaboraba con la inteligencia cubana) los que advirtieron al propio Allende del golpe militar que se preparaba, y fueron en cambio los inteligentes y realistas del gobierno de la UP los que no creyeron eso y pusieron a Pinochet en el ministerio. Cuando el infierno estalló, mucha gente salió a combatir el golpe con las armas, y el MIR estaba a la cabeza de esa resistencia, ese es un hecho sabido.

 

Pero esta historia empieza después, cuando luego de la derrota y desde el exilio los militantes se niegan a dar por terminada la lucha. 

 

Creo recordar que no fueron el único caso en la historia en hacer algo así. Pero ellos cometieron dos crímenes imperdonables:

1.  Poner a las mujeres en pie de igualdad.

2.  Perder.

Si hubiesen ganado, en vez de este documental tendríamos algún bodrio estilo realismo socialista y varios nombres de héroes para poner a las calles. Porque sabe Dios que no estamos en contra de los proyectos revolucionarios, solo de los que pierden.

 

Podemos entender al que parte "para que cuando sus hijos les pregunten qué hiciste en la guerra papá, no tener que contestar limpié letrinas en Luisiana". Pero aquí la emancipación femenina complicó las cosas y también quiso ir mamá. Y había tres opciones.

1.   Mandarlas de un sopapo de nuevo a la cocina.

2.   Cancelar todo y optar por la experiencia cotidiana de vivir.

3.   O, con la misma audacia y pensamiento con que emprendieron todo lo otro, buscar la mejor solución posible para este nuevo problema.

Y lo que se les ocurrió fue el HOGAR SOCIAL, dejar sus hijos a cargo de otros militantes que daban lo mejor de sí, tratando de disponer para ello de la mejor formación, organización y recursos, y con una concepción que formaba parte de su propio pensamiento social. Que en muchos sentidos era el más avanzado de su tiempo.

 

Yo veo aquí un aporte más, tan discutible como todos los otros, al proyecto de cambiar el mundo que algunos siguen teniendo y que necesita ser pensado nuevamente en muchos aspectos en base a la experiencia vivida, por qué no en éste. 

 

Como sea, me merece respeto. Hacia los hijos, hacia los padres que volvieron a buscarlos al cabo de cinco años (porque fueron eso, cinco años), y hacia los que están still on patrol.

 

FERNANDO MOYANO

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