Fito Páez: ¡No ofrezcas tu corazón al apartheid israelí!

Publicado en por Ivonne Leites. - Atea y sublevada.

CARTA ABIERTA DEL MOVIMIENTO BOICOT, DESINVERSIÓN Y SANCIÓN AL ESTADO DE ISRAEL, BDS
Fito Páez: ¡No ofrezcas tu corazón al apartheid israelí!

(AW) El movimiento internacional BDS, hace pública una carta a Fito Páez. En ella, le solicitan en su carácter de artistas comprometido con las causas de Derechos Humano, que suspenda las fechas de su show "Solo piano" programadas para los días 4 y 6 de junio en Israel, como ya lo han hecho muchos artistas, hasta que el apartheid que sufre el pueblo palestino por parte del estado israelí termine.
A continuación publicamos un fragmento de la carta y los link de la misma en castellano e inglés donde se la puede encontrar completa.

 

conciertopaez

 

Buenos Aires, 25  de mayo de 2011.-

 

 

Ramallah Ocupada

Es con una gran decepción que la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI, en sus siglas en inglés) se ha enterado de su programada actuación en Israel en junio 2011 [1]. Dado que Israel ha cometido graves violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos, le instamos a que cancele este recital hasta el día en que Israel cumpla con sus obligaciones según el derecho internacional y que respete enteramente los derechos de los palestinos.
Sabemos que usted es una persona que ha estado dispuesto a manifestar posiciones minoritarias incluso cuando se reciben con molestia. Su apoyo a los Kirchner en Argentina demuestra que está preparado a exponer su opinión públicamente y tomar partido, seguramente ante mucha crítica y censura en una sociedad muy polarizada. Ha adoptado una posición de apoyo a los derechos humanos con las Madres de Plaza de Mayo, y ha cantado contra la dictadura militar. En su famosa canción, "Yo vengo a ofrecer mi corazón", usted cantó al pueblo oprimido por la violencia: "tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón." Es una letra impactante, pero en Israel la va a cantar a gente que en gran parte apoya una ocupación militar brutal y una política de apartheid. Sean lo que sean sus intenciones, su presencia será utilizada por Israel para encubrir sus violaciones del derecho internacional y de los derechos de los palestinos. Elvis Costello canceló su propia actuación el año pasado al reconocer cómo la habría manipulada Israel [2]. Es por este motivo que le pedimos que reconsidere su actuación.


Entreteniendo Apartheid?


En 2004, inspirada por el boicot cultural triunfante contra el apartheid en Sudáfrica, y apoyado por sindicatos claves palestinos y agrupaciones culturales, PACBI hizo un llamamiento al boicot académico y cultural contra las instituciones implicadas en la ocupación y apartheid israelí [3]. Queremos recalcar la importancia de este llamamiento palestino, y subrayar los fundamentos del movimiento internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel.
El llamamiento palestino de 2004 se dirigió a los artistas internacionales a que se nieguen tanto a actuar en Israel como a participar en eventos allá que sirvan para equiparar el ocupante y el ocupado [4] y de este modo contribuir a la continuación de la injusticia. En 2005, una mayoría aplastante de la sociedad civil palestina hizo un llamamiento a una campaña BDS integral basada en los principios de derechos humanos, justicia, libertad e igualdad [5]. El movimiento BDS adopta una estrategia no violenta y moralmente coherente para responsabilizar a Israel ante los mismos estándares de derechos humanos que se exigen a otras naciones. Se ruega a los artistas a que atiendan el llamamiento a boicot hasta que "Israel se retire de todos los territorios ocupados en 1967, incluida Jerusalén oriental; retire todas sus colonias de aquellos territorios; acepte todas las resoluciones de las Naciones Unidas pertinentes a la restitución de los derechos de refugiados de los palestinos; y desmantele su sistema de apartheid." [6]
Su actuación en Israel constituiría un rechazo al llamamiento de más de 170 organizaciones de la sociedad civil que componen el movimiento palestino BDS.


En Israel, los palestinos están sujetos a un sistema cruel de discriminación racial y expulsión


Tal vez no está suficientemente familiarizado con las prácticas del Estado de Israel, ampliamente reconocidas como violaciones del derecho internacional. Si este es el caso, entonces esperamos que reconsidere su concierto previsto después de pensar en algunas de las acciones llevadas a cabo por Israel. Su actuación podría funcionar como un encubrimiento de estas prácticas, haciendo que parezca como si los negocios con Israel debiesen continuar como si nada pasara. En concreto, Israel viola sistemáticamente los derechos humanos de los palestinos de las siguientes formas:


• Los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza viven bajo una ocupación militar brutal e ilegal. Israel restringe la libertad de circulación y de expresión de los palestinos; les impide el acceso a sus tierras, a la salud y a la educación; encarcela a sus líderes y activistas de derechos humanos, sin cargos, ni juicio ni causa, implementando una humillación diaria, además de violencia en los más de 600 puestos de control militares y bloqueos de rutas que encierran Cisjordania. Mientras tanto, Israel sigue construyendo un muro ilegal en tierras palestinas y apoya la expansión de los asentamientos ilegales en los que solo pueden vivir judíos dividiendo así Cisjordania y formando bantustanes.


• Los ciudadanos palestinos de Israel se enfrentan a un sistema de apartheid dentro de las fronteras de Israel, las leyes y las políticas les niegan derechos que sus homólogos judíos pueden disfrutar. Estas leyes y políticas afectan la educación, la propiedad de la tierra, la vivienda, el empleo, el matrimonio, y todos los demás aspectos de la vida cotidiana de las personas. [7] En muchos sentidos, este sistema se asemeja notablemente a la Sudáfrica del apartheid.

• Desde 1948, cuando Israel expulsó e implementó la limpieza étnica de más de 750.000 palestinos indígenas con el fin de formar un Estado exclusivamente judío, Israel ha negado a los refugiados palestinos el derecho internacionalmente reconocido a regresar a sus hogares y sus tierras. Israel también continúa expulsando a personas de sus hogares en Jerusalén y el Negev. Hoy en día, hay más de 7 millones de refugiados palestinos que siguen luchando por su derecho a regresar a sus hogares, al igual que todos los refugiados de todo el mundo.

En Gaza, los palestinos han sido sometidos a un asedio criminal e inmoral desde el año 2006 que les ha negado el acceso a la atención médica y educación, entre otras necesidades básicas. Como parte de este sitio, Israel ha prohibido el ingreso no sólo de medicamentos, velas, libros, lápices de colores, ropa, zapatos, mantas, pasta, té, café y chocolate, sino también instrumentos musicales que lleguen a los 1,5 millones de palestinos encarcelados en la denominada mayor prisión a cielo abierto del mundo [8].

 ¿Podría usted presentarse en ese Estado y seguir con la conciencia tranquila?


Israel utiliza el arte y la cultura para encubrir sus violaciones al derecho internacional y los derechos humanos.


En Diciembre de 2008 y Enero de 2009, Israel libró una guerra contra Gaza, que dejó 1.400 palestinos muertos, principalmente civiles, [9], y esos hechos llevaron a las Naciones Unidas a elaborar un Informe de investigación que afirmó que Israel cometió crímenes de guerra [10]. A raíz de esta declaración y para salvar su imagen deteriorada, Israel ha redoblado sus esfuerzos por "autodenominarse" como una democracia liberal, ilustrada [11]. Las artes y la cultura desempeñan un papel único en esta campaña [12], las presentaciones de artistas de renombre internacional de Occidente están destinadas a afirmar la membresía de Israel en el club privilegiado del Occidente "culto", de las democracias liberales. Pero no debería ser "business as usual" con un Estado que sistemáticamente viola el derecho internacional y los derechos humanos básicos.


A juzgar por los hechos, su presentación serviría a esta campaña de Israel y se utilizará como una herramienta de propaganda del gobierno israelí. Esto se magnifica en el marco de su visita, en la semana del 44 aniversario de la ocupación israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza. Esto es como si dijera que se puede cantar y bailar como si Israel fuese un Estado normal, mientras que hay gente a no más de veinte minutos de distancia que vive bajo ocupación


En castellano:
http://pacbi.org/etemplate.php?id=1605

En el inglés original:
http://pacbi.org/etemplate.php?id=1599
 

Para más información sobre la campaña:
Hugo Harkin
1561 444 8775

AGENCIA DE COMUNICACIÓN  RODOLFO WALSH

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Fito: Deberias leer la carta de Roger Waters:
Mi camino al movimiento BDS

Carta abierta de Roger Waters, fundador de Pink Floyd

Sección:Resistencia Noviolenta contra la ocupación de Palestina
Sábado 26 de marzo de 2011 

Por Roger Waters

En 1980, mi canción Another Brick in the Wall Part 2 fue prohibida por el gobierno de Sudáfrica porque los niños negros de ese país la entonaban para reivindicar su derecho a una educación igualitaria. Ese gobierno del apartheid impuso un bloqueo cultural, por así decir, sobre algunas canciones, incluida la mía.

25 años después, en 2005, los niños palestinos que participaban en un festival en Cisjordania usaron la canción para protestar contra el muro del apartheid israelí. Cantaban: “We don’t need no occupation! We don’t need no racist wall!" (¡No necesitamos la ocupación! ¡No necesitamos el muro racista!). En ese entonces yo no había visto con mis propios ojos aquello sobre lo que cantaban.

Un año más tarde, en 2006, me contrataron para tocar en Tel Aviv.

Miembros palestinos del movimiento de boicot académico y cultural a Israel me exhortaron a reconsiderar la invitación. Ya me había manifestado contra el muro, pero no creía que un boicot cultural fuese el camino. Los palestinos defensores del boicot me pidieron que visitase el territorio palestino ocupado para ver el muro antes de tomar una decisión. Acepté.

Bajo la protección de las Naciones Unidas visité Jerusalén y Belén. Nada podía haberme preparado para lo que vi ese día. El muro es una construcción repulsiva y está custodiado por jóvenes soldados israelíes que me trataron, observador casual de otro mundo, con una agresión llena de desprecio. Si así fue conmigo, un extranjero, imaginen lo que debe ser con los palestinos, con los subproletarios, con los portadores de autorizaciones. Supe entonces que mi conciencia no me permitiría apartarme de ese muro, del destino de los palestinos que conocí, personas cuyas vidas son aplastadas diariamente de mil y una maneras por la ocupación de Israel. En solidaridad, y en cierta manera también por impotencia, escribí en el muro aquel día: “We don’t need no thought control” (No necesitamos el control de las ideas).

Considerando en ese momento que mi presencia en un escenario de Tel Aviv iba a legitimar involuntariamente la opresión que yo acababa de presenciar, cancelé mi concierto en un estadio de fútbol en Tel Aviv y lo cambié para Neve-Shalom, comunidad agrícola dedicada a criar pollitos y también, admirablemente, a la cooperación entre personas de creencias diferentes, donde musulmanes, cristianos y judíos viven y trabajan codo con codo, en armonía.

Contra todas las expectativas, este acto se transformó en el mayor acontecimiento musical de la corta historia de Israel. Unos 60 mil fans lucharon contra los embotellamientos del tránsito con tal de asistir. Fue extraordinariamente conmovedor para mí y para la banda y, al finalizar el concierto, me sentí obligado a exhortar a los jóvenes presentes a exigir a su gobierno la consolidación de la paz con sus vecinos y el respeto de los derechos civiles de la población palestina en Israel.

Desgraciadamente, en los años que siguieron, el gobierno israelí no intentó en modo alguno implantar una legislación que garantizara a los árabes israelíes derechos civiles iguales a los que tienen los judíos israelíes, y el muro creció inexorablemente, anexando cada vez más la franja occidental.

Aprendí en ese día de 2006, en Belén, algo de lo que significa vivir bajo la ocupación, encarcelado tras un muro. Significa que un agricultor palestino tenga que ver cómo se arrancan olivares centenarios. Significa que un estudiante palestino no pueda ir a la escuela porque el paso de control está cerrado. Significa que una mujer dé a luz en un auto, porque el soldado no la dejará pasar hasta el hospital que está a diez minutos de ese lugar. Significa que una artista palestina no pueda viajar al extranjero para exponer su obra o asistir a la proyección de una de sus películas en un festival internacional.

Para la población de Gaza, encerrada en una prisión virtual detrás del muro del bloqueo ilegal de Israel, significa otra serie de injusticias. Significa que los niños vayan a la cama con hambre, muchos de ellos con desnutrición crónica. Significa que padres y madres, impedidos de trabajar en una economía diezmada, no tengan medios para mantener a sus familias. Significa que los estudiantes universitarios con becas para estudiar en el extranjero tengan que buscar la manera de huir porque no gozan de autorización para viajar.

En mi opinión, el control repugnante y draconiano que ejerce Israel sobre la población palestina cercada en Gaza y la población palestina bajo ocupación en Cisjordania (incluido Jerusalén oriental), así como la negación del derecho de los refugiados de regresar a sus casas en Israel, exige que las personas con sentido de justicia en todo el mundo apoyen a los palestinos en su resistencia civil no violenta.

Dondequiera que los gobiernos se nieguen a actuar, las personas tenemos la obligación de hacerlo con los medios pacíficos que tengamos a nuestra su disposición. Hay quienes han actuado al unirse a la Marcha de la Libertad de Gaza; otros lo hicieron al sumarse a la flotilla que intentó llevar a Gaza la muy necesitada ayuda humanitaria.

Para mí, actuar significa declarar mi intención de mantenerme solidario, no sólo con el apoyo al pueblo palestino, sino con muchos miles de israelíes que disienten de las políticas racistas y coloniales de su gobierno, uniéndome a la campaña del Boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel, hasta que otorgue los tres derechos humanos básicos exigidos por el derecho internacional:

1. Poner fin a la ocupación y a la colonización de todas las tierras árabes (ocupadas desde 1967) y demoler el muro;

2. Reconocer los derechos fundamentales de los ciudadanos árabes palestinos de Israel en plena igualdad;

3. Respetar, proteger y promover el derecho de los refugiados palestinos de regresar a sus casas y propiedades como estipula la Resolución 194 de las Naciones Unidas.

Mi convicción nace de la idea de que todas las personas merecen derechos humanos básicos. Mi posición no es antisemita ni constituye un ataque al pueblo de Israel. Es, en todo caso, un llamado a mis colegas del mundo de la música y también a otros artistas para que se sumen al boicot cultural.

La comunidad artística internacional se negó, con toda razón, a presentarse en Sun City, Sudáfrica, hasta la caída del apartheid y hasta que blancos y negros gozasen de los mismos derechos. Tenemos el derecho de negarnos a presentar espectáculos culturales y de entretenimiento en Israel hasta el día –que sin duda llegará– en que caiga el muro de la ocupación y los palestinos convivan con los israelíes en paz, libertad, justicia y la dignidad que todos merecen.


Fuente: The Institute for Middle East Understanding

Fecha de publicación del artículo original: 07/03/2011

Traducido por Carlos Abel Suárez; editado por Atenea Acevedo

 

Tomado de

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