Holanda, nueva víctima de la austeridad fiscal de Europa
Por Yolaidy Martínez Ruíz*
La Habana (PL)
Países Bajos ingresó en la lista de los gobiernos derrumbados por los rigores fiscales que impone la Unión Europea (UE) para salvar la moneda única y mantener la estabilidad financiera en la zona.
El Ejecutivo holandés compartió la suerte de sus similares de Grecia, Italia, Islandia y España, entre otros, al verse obligado a dejar el poder, aunque con la diferencia de que éste cayó tras discrepancias en su seno político sobre el tema presupuestario.
Siete semanas de inútiles pláticas entre la coalición gobernante -el liberal VVD y la Democracia Cristiana- y su aliado parlamentario- el ultraderechista Partido para la Libertad (PVV)- conllevaron al exprimer ministro Mark Rutte a presentar la dimisión y la de su gabinete ante la reina Beatriz.
Las partes discutieron sin lograr consenso un plan para ahorrar 16 mil millones de euros y limitar el endeudamiento al tres por ciento del Producto Interno Bruto en 2013 como exige la UE.
Ese programa estaba basado en las últimas estimaciones de la Oficina Central de la Planificación, que sugirió al Estado reservar esa cifra porque el déficit previsto para el año próximo es del 4,5 por ciento del PIB y supera el máximo acordado con los Veintisiete.
La UE tiene potestad para imponer multas automáticas a los miembros del bloque comunitario que incumplan con ese tope y pedir modificaciones en los presupuestos nacionales de los países con problemas.
Pero el líder el PVV, el polémico y euroescéptico político Geert Wilders, boicoteó las negociaciones bajo el argumento de que "no seguiría los dictados de Bruselas" si ello implicaba introducir recortes en áreas como la seguridad social o las pensiones a los jubilados.
La ruptura de la alianza gubernamental con ese partido nacionalista sumió al país en una crisis política, le propició a Rutte la pérdida de la mayoría parlamentaria y lo obligó a convocar a elecciones anticipadas, fijadas para el 12 de septiembre próximo.
El primer ministro dimisionario también fue citado ante la Cámara baja a responder por la caída del Ejecutivo y tuvo que recurrir a las fuerzas de la oposición para cerrar un plan provisional de austeridad acorde con las exigencias europeas.
En menos de 48 horas aprobaron un programa de ajustes por un valor de 12 mil millones de euros, que prevé alzas en el Impuesto sobre el Valor Agregado para bienes de lujo, recortes en el presupuesto de sanidad y congelamiento de los salarios de algunos funcionarios.
El paquete de medidas también introducirá el aumento de la edad de jubilación, más gastos deducibles del seguro médico y un mayor gravamen para los ingresos más altos.
"Un logro extraordinario", opinó Rutte tras concretar el plan con la Izquierda Verde, la Unión Cristiana y los liberales del D66.
Mientras, el ministro de Finanzas, Jan Kees de Jager se jactó de que el pacto demostró que "Holanda no está paralizada por enfrentamientos políticos, porque cuando la necesidad apremia, son capaces de trabajar juntos."
Las autoridades de Ámsterdam temían llegar a Bruselas sin los ajustes presupuestales que le permitan mantener su débito público por debajo del tres por ciento del PIB.
LECCIONES DE LA CAÍDA DEL GOBIERNO HOLANDÉS
Aunque Holanda logró conservar su prestigio ante Europa con el cierre de un paquete de austeridad a última hora, su tempestad política desentrañó tres aspectos que serán fundamentales para el futuro del país y de toda la UE.
Según analistas del diario español El Periódico.com, la caída del gobierno de Rutte evidenció que ningún Estado es inmune a la crisis, ni siquiera Países Bajos con una las economías más estables en la región y aún con una nota triple A de las agencias de calificación.
Citaron como un segundo aspecto relevante a la influencia ascendente de la extrema derecha en las naciones europeas. En los últimos años -puntualizaron- las agrupaciones afines a esa tendencia política ganaron terreno en la esfera electoral y ahora tienen poder de hacer caer gobiernos.
Finalmente, aludieron a la apertura del debate sobre el rigor presupuestario impulsado por partidos nacionalistas como el neerlandés PVV, convertido en la tercera formación más apoyada en las urnas tras pasar de nueve a 24 diputados en las elecciones pasadas.
IMPACTO SOCIAL
La respuesta social al plan de ajustes holandés no se hecho esperar y ya soplan vientos de protestas en algunos sectores contra la idea de anteponer las finanzas al bienestar de los ciudadanos.
Según la prensa del país, tres sindicatos de la policía amenazan con ir a las calles en repudio a los recortes salariales.
Esos gremios emplazaron al ministro de Seguridad y Justicia, Ivo Opstelten, a explicarles en la menor brevedad posible cuáles serán las consecuencias para sus afiliados.
"No aceptaremos que congelen los salarios de la policía. Nos movilizaremos a favor de un pago justo y también por mejores condiciones de trabajo", dijo un portavoz sindical, citado por el diario Dutchnews.
Precisamente, la imposición de medidas de austeridad desencadenó el caos social en varios países europeos, donde la población protestó contra drásticas restricciones como los despidos masivos, reformas en las pensiones y aumentos en la edad de jubilación.
* Periodista de la Redacción de Europa de Prensa Latina.
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Reino Unido, Irlanda, Holanda, Grecia, Letonia, Islandia, Portugal, Dinamarca, España, Bélgica, Italia, Hungría, Eslovenia, Holanda, República Checa y Francia. Son 16 países pero la crisis económica más dura desde la Segunda Guerra Mundial se ha cobrado ya 17 gobiernos. Las elecciones de ayer en Grecia tumbaron al segundo gobierno encargado de gestionarla.
En Grecia primero cayó el Gobierno de derechas que había ocultado sus cuentas en Bruselas, ganó el PSOK (socialdemócrata) con mayoría absoluta, pero las terribles medidas impuestas a este país desde su intervención llevaron a dimitir a Papandreu. Gobernó después una coalición de derechas e izquierdas, un gobierno de unidad nacional, que ahora ha sido castigada en las urnas porque aunque la conservadora Nueva Democracia saca una ligera ventaja, lo cierto es que no podrá gobernar en coalición con los socialistas. En Grecia los ciudadanos han dinamitado el bipartidismo, ha habido un auge espectacular de la extrema izquierda y han entrado los neonazis en el Parlamento. Un panorama político que debería preocupar, y mucho, a Ángela Merkel.
Reino Unido: vuelta a la izquierda
Uno de los primeros Gobiernos en caer fue el Laborista Británico. Recordemos, Tony Blair ganó las elecciones pero cedió el puesto de Primer Ministro a Gordon Brown. A éste la crisis se lo llevó por delante y ganaron los conservadores de David Cameron. Pero aquel resultado electoral ya llevaba una impronta inquietante: por primera vez en 36 años ningún partido obtenía mayoría absoluta y los Tories tuvieron que gobernar en coalición con los Liberales. El resultado a día de hoy es que los liberales están hundidos en las encuestas y que los conservadores de Cameron se han llevado en un batacazo histórico en las municipales celebradas este fin de semana. Vuelve la socialdemocracia también a Reino Unido.
Para la mayoría de los países europeos 2011 fue un año de convulsión electoral. En febrero en Irlanda el partido conservador que llevaba décadas gobernando, el Fiana Fail, cosechaba un derrota histórica, en Dinamarca también perdían los conservadores que llevaban diez años gobernando y convirtieron en primera ministra a la socialdemócrata Helle Thorning. Pero en Portugal y en España, donde gobernaba la izquierda Sócrates y Rubalcaba perdieron las elecciones y ganó la derecha. En definitiva, esta crisis tiene un patrón: acaba con cualquier gobierno que esté en el poder porque las medidas de ajuste impuestas por Alemania hunden a la población en la pobreza y la desesperanza. Y en Alemania el partido de Ángela Merkel va de derrota en derrota cada vez que hay elecciones regionales.
En definitiva, cualquier analista con un mínimo de rigor, cualquier ciudadano observador, se da cuenta de dos cosas: la primera que es la crisis la que derrota gobiernos, y la segunda que si en noviembre de 2011 hubiera estado gobernando el PP en España habría perdido las elecciones. Es una buena estrategia de marketing político echarle la culpa de todo a Zapatero, no solo para la derecha, si no que tener un chivo expiatorio de los errores colectivos descarga nuestra conciencia. Esa teoría puesta en marcha por el PP es alimentada diariamente por la derecha mediática pero también, y paradójicamente, por el grupo Prisa. Desde las páginas de El País se leen las mismas críticas, sino peores, a Zapatero que desde El Mundo o La Razón. El presidente de El País, Juan Luis Cebrián, calificó la pasada semana al Gobierno de Rajoy como un “Gobierno de centro” y “en absoluto” de derechas. Además le dio un par de mandobles al anterior Presidente del Gobierno. Llevar las rencillas personales al análisis político provoca mal periodismo.
Ver también el programa de "Salvados" sobre los bancos