Uruguay: Comentarios sobre el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Aratirí
Aunque tiene carencias de información y abarca solo el comienzo de la explotación minera, este EIA es una propuesta formal de la empresa que nos permite conocer y analizar, sin que los datos puedan ser cuestionados, las principales características del proyecto y de sus impactos ambientales y sociales en las zonas a ser afectadas por el mismo.
Características del distrito minero
Actualmente, la empresa Aratirí cuenta con aproximadamente 110.000 ha bajo licencia de prospección, 8.500 ha con permiso de exploración y 360 ha con permiso de concesión:
● Serán 1186 padrones total o parcialmente afectados en forma temporal o permanente.
● El distrito minero comprende la mayor parte de las 120.000 ha, mayoritariamente destinadas hasta ahora a actividades de prospección y exploración.
● La extracción y beneficiamiento junto con las áreas de amortiguación ocuparán unas 11.500 ha pertenecientes a 209 padrones parcial o totalmente intervenidos.
● Las minas podrían cubrir un área total de 4.300 ha, incluyendo depósitos de estériles y zonas de maniobra y logística.
● El material estéril descartado del proceso de concentración será arrastrado hacia el embalse de relaves de unas 2.400 ha.
● Los depósitos de mineral de hierro se presentan en cinco zonas, el Grupo de Valentines (4 minas que ocuparán unas 400 ha) y Las Palmas (mina de 400 ha).
La empresa minera ha definido la existencia de un recurso minero de 600 millones de toneladas (Mt) con una ley promedio de 28% de mineral de hierro, permitiendo estimar un potencial de expansión del recurso de 1.500 a 2.000 Mt.
Aratirí prevé una producción de 18 Mt anuales que, si la obra se inicia a fines de 2011, llegaría hasta 2033, pero el geremte nacional, Fernando Puntigliano, afirmó pocos días después de entregado el EIA que el recurso podría ampliarse de 4.000 a 5.000 Mt, lo que extendería la vida útil de la mina por unos 20 años más.
Cómo serán las minas
Corta Atalaya, la explotación a cielo abierto más grande de Europa, en Huelva, España, tiene 1200 metros de largo, 900 metros de ancho y 350 metros de profundidad, semejante a los cráteres de 100 ha cada uno proyectados por Aratirí en Uruguay.

La mina de Corta Atalaya, uno de los proyectos más ambiciosos de la empresa Rio Tinto Company, estuvo en explotación hasta setiembre de 1994.
La zona de operaciones
Los desechos de la extracción del mineral se dividen en dos sectores, los depósitos de estéril al lado de cada una de las minas y el embalse de relaves donde se deposita el lodo resultante de la separación final del hierro en la planta de beneficiamiento. En la figura que sigue, las minas están coloreadas con un marrón más oscuro, en beige se muestran los depósitos de estéril y, en el medio del mapa, el embalse de relaves.
Los depósitos de estéril, al lado de cada mina, se conformarán por capas de 20 m de altura, hasta un máximo de 5 capas (o sea, llegando a 100 m de altura). El embalse de relaves, cuando la represa llegue a sus dimensiones finales, tendrá una altura de aproximadamente 51 metros, una cresta de 110 metros y el área de depósito cubrirá 2.420 hectáreas.
Para mostrar gráficamente la magnitud del área irrecuperable constituida por los cráteres y por los depósitos de estériles de las minas, cada cuadrado representa 100 ha, los más oscuros son los huecos de las cinco minas y los más claros los depósitos de desechos. El puntito negro arriba a la derecha sería una hectárea, para comparar con el resto.
Impactos de la extracción del mineral
Los principales impactos provocados por la extracción del mineral en estas condiciones son enumerados a continuación, tal como lo informa el propio EIA de Aratirí:
■ Afectación a la topografía por desestabilización de taludes, deslizamientos, procesos de remoción en masa y desencadenamiento de procesos erosivos. Persistencia: permanente. Recuperabilidad: irreversible.
■ Remoción de suelo y perdida de cantidad y calidad del recurso: Persistencia: permanente, Recuperabilidad: irreversible.
■ Desviación de aguas superficiales, reducción y aumento de caudales de los flujos de aguas superficiales: Persistencia: permanente; Recuperabilidad: irrecuperable; Magnitud: “alto impacto en el medio ambiente y en los usuarios de agua en el área próxima a las instalaciones de la operación minera”.
■ Reducción de calidad del agua superficial por infiltración de minas y depósitos: Persistencia: permanente, las pilas de desmonte y su potencial para lixiviar metales será permanente; Recuperabilidad: irrecuperable; Magnitud: alta.
■ Reducción de niveles y calidad del agua subterránea. Magnitud: alta, cerca de las minas. La distancia no es estimada y lo considera reversible, porque “mejoraría con el cierre de las instalaciones de la operación minera y en función del tiempo”.
Pero habría algo positivo, según el EIA de Aratirí, “una amplia extensión de la cobertura vegetal tiene una fuerte presión por el pastoreo de ganado, los cuales deberán ser reubicados a zonas alejadas, la cual en un lapso corto de tiempo volverá a una condición de vegetación secundaria”. Esta reducción del pastoreo y los cambios en la composición florística son calificados como un impacto positivo con significancia alta.
Entre este último impacto y los referidos anteriormente, existe una diferencia sustancial. Mientras que la afectación que puede provocar el pastoreo sobre la cobertura vegetal es reversible, esto quiere decir que no afecta la reproducción del ecosistema, los daños de las minas y los depósitos de desechos son irreversibles e irrecuperables.
Impactos de las explosiones
■ Disminución de la calidad del aire por emisión de gases y generación de material particulado por explosiones. Magnitud: alta, pueden contener cristales de silicio y actinolita, y pueden afectarse componentes biológicos, económicos y sociales como núcleos habitacionales muy cercanos. Extensión: parcial, se afectarán áreas inmediatas y cercanas. Persistencia: permanente, durante toda la operación de forma intermitente (cuando se practiquen las voladuras). Recuperabilidad: irreversible.
■ Disminución de la calidad sonora por emisiones sonoras de explosivos. Magnitud: moderada, pueden afectarse componentes biológicos, económicos y sociales. Extensión: parcial, se afectaran las áreas inmediatas y muy cercanas al proyecto. Persistencia: temporal, los efectos sólo se producirán durante horario diurno y cada dos días. Recuperabilidad: fugaz, el impacto cesará una vez finalizada la generación de ruido.
Téngase presente que, según el EIA de Aratirí, se utilizarán un total de 43.000 toneladas de explosivos por año y esto significa que cada dos días se detonarían 235,5 toneladas. A pesar de los eufemismos utilizados para minimizar los hechos, como decir que el impacto cesará luego de producida la explosión, las afectaciones son evidentes. ¿A qué distancia de esas explosiones podrán convivir razonablemente animales y personas?
Franja de amortiguamiento
El punto anterior nos lleva a un tema también controvertido por la diversidad de versiones dadas por la empresa, que es el de la “franja de amortiguamiento” o el área de separación necesaria entre la operación minera y las actividades productivas vecinas.
■ Versiones dadas a pobladores del lugar en 2010 por técnicos de Aratirí decían que esa franja debería ser de 3 a 4 mil metros para permitir la convicencia de fauna y flora.
■ En un foro en la Fundación Vivián Trías, el profesor de Geología de la Facultad de Ciencias, Gerardo Veroslavski, dijo que no hay estándar, se debe evaluar cada caso.
■ En el mismo foro, Puntigliano dijo que el estándar es de 500 m y que Aratirí estaba aplicando una franja de mil metros de separación entre la mina y sus vecinos.
Sin embargo, una búsqueda en la bibliografía especializada no nos permitió confirmar la existencia de ese estándar y, en el plano del EIA presentado a la Dinama, en algunas áreas de operaciones de las minas de Aratirí la franja de amortiguamiento es inferior a los mil metros. En el mapa de los predios afectados solo se incluyen aquellos en donde hay una mina, un depósito de estéril u otra actividad de la operación.

Entre los predios afectados solo aparecen aquellos en donde se realiza una actividad de la operación y en algunos puntos (señalados con flechas) la distancia es menor de mil metros.
Cierre del distrito minero
Incluimos a continuación textualmente el punto 2.3.3 del EIA presentado por Aratirí, titulado Etapa de Cierre (del distrito minero):
Durante la etapa de post-cierre se observará una disminución de la emisión de gases y material particulado por la reducción del movimiento de maquinaria y personal. Estas producirán un impacto positivo sobre la calidad del aire, regresándola a las condiciones normales sobre la línea de base, antes del comienzo del proyecto.
Durante la etapa de post-cierre, el nivel de la presión sonora disminuirá hasta las condiciones existentes antes del desarrollo del proyecto.
Una vez iniciada la etapa de cierre, finalizarán todas las actividades extractivas de la operación minera generando un impacto positivo sobre el recurso.
Terminadas las actividades de cierre, se estabilizarán los procesos erosivos, generando un impacto positivo durante la etapa de post-cierre.
(Comentario nuestro: ¿de aquí a cuántos años? ¿20, 30, 50…?)
Se presume que acabados los trabajos de cierre, la vegetación existente vuelva a ser afectada por el pastoreo del ganado durante la etapa post-cierre, que durante las fases de construcción y operación se mantuvo alejada. Esto comenzará el proceso de degradación del ecosistema con la eliminación de la mayoría de especies florísticas y su reemplazo con pastos por el efecto de pastoreo.
El cierre de actividades durante la etapa post-cierre permitirá la recuperación para la actividad pecuaria de algunas tierras que se dedicaron al proyecto durante la etapa de operación, así como de la disponibilidad de agua para la producción. La recuperación no será total, dependerá de la persistencia de los impactos ambientales, aunque se verá facilitada por actividades como el cierre de caminos internos, o la restauración de superficies. Sin embargo, algunas tierras no serán recuperables. (sic)
En resumidas cuentas
El impacto ambiental no sostenible es un problema de grados o de escala, no de si una determinada actividad humana contamina o no contamina. La cuestión clave es si el impacto que afecta al sistema ambiental permite o no su reproducción.
A pesar del lenguaje usado para minimizar los impactos y las perogrulladas del EIA de Aratirí, es evidente que de implementarse este proyecto estaríamos frente a la destrucción definitiva del ecosistema en una extensa área del territorio nacional.
¿Existen métodos para medir el valor de este daño ambiental irreversible? ¿Si fuera posible establecerlo, quién lo va a pagar? En definitiva, ¿los beneficios de esta intervención compensan ese resultado? Todo lleva a pensar que no.
Se trata de un doble ducto de 60 a 70 cm de diámetro y unos 212 km de extensión que atravesaría los departamentos de Durazno, Florida, Treinta y Tres, Lavalleja y Rocha, afectando unas 1.100 ha (se calcula que su instalación afecta un franja de 50 m en los predios que atraviesa) en 222 padrones. Cruzaría ríos grandes como el Rio Cebollati y otros más pequeños, los Humedales del Este y los Palmares de Rocha, bordeando en su tramo final a la Laguna Negra, antes de dirigirse hacia la costa.
Riesgos del mineroducto
Más allá de los trastornos propios de la instalación del mineroducto a lo largo del territorio, considerables si se tiene en cuenta que debe atravesar campos, sierras y cursos de agua, el mayor riesgo ambiental de este componente del proyecto de Aratirí es la posibilidad de una ruptura del ducto en el recorrido, con el consiguiente derrame de su contenido.
El EIA de Aratirí reconoce el riesgo de contaminación de suelos, aguas superficiales y subterráneas por ruptura del mineroducto y lo califica de esta manera: “Extensión: parcial, los efectos serán mayores cerca del punto de descarga (esto es algo obvio). Persistencia temporal y reversible, la recuperación puede lograrse en función del tiempo y la distancia” (otra obviedad que no define ni el tiempo ni la distancia de la afectación).
Y agrega finalmente: “Probabilidad: no es probable que ocurra una descarga o la ruptura del mineroducto con la implementación de prácticas seguras de monitoreo. Magnitud: moderada“. Es una afirmación propia de esos técnicos que, por fé religiosa, afirman que no puede ocurrir un accidente, cuando la experiencia indica lo contrario. Puntigliano se ha dedicado también a negar la posibilidad de accidentes con el mineroducto.
La experiencia internacional lo desmiente, inclusive en países vecinos del Uruguay. En Argentina, en setiembre de 2004, el mineroducto de La Alumbrera, controlada por la empresa suiza Xstrata, registró un derrame de 70 metros cúbicos de concentrado de oro y cobre de la mina. En los años posteriores hubo nuevos accidentes, muchos no registrados porque se prohibe el acceso de los pobladores a la zona de la ocurrencia.

Caleta Coloso, en Antofagasta, Chile.
En Chile existen catorce mineroductos en funcionamiento y año a año se han registrado incidentes que generan impacto público. Así, los medios de comunicación difundieron el accidente del mineroducto de la Minera Anglo Chile (en Río Colina), en 2007, los dos accidentes del concentraducto de Minera Escondida (en Caleta Coloso y Playa Amarilla), en 2008, y el del concentraducto de Los Pelambres (en Río Choapa), en 2009.
Adecuando la ley a Aratirí
Al cierre de las minas en la zona de Valentines, el EIA de Aratirí prevé una “disminución de ingresos por servidumbre del ducto” en los predios afectados al mismo. Y agrega que este efecto negativo tendrá una significación “moderada” y una magnitud “baja”, por ser un número limitado de propietarios y una variación de sus ingresos no significativa.
La pregunta obvia que surge de tal afirmación es ¿porqué los propietarios van a aceptar los inconvenientes de tener el mineroducto en sus predios si la retribución no es significativa? En efecto, ahí está la explicación de dos hechos que se desarrollan en la actualidad. Por una parte, se sabe que gran parte de los propietarios de predios por los cuales Aratirí proyecta el mineroducto no han permitido la entrada de la empresa a los mismos.
Por la otra parte, ante esta resistencia evidente al proyecto, en la reforma del Código de Minería a consideración del Parlamento el gobierno introdujo la servidumbre de ducto, o sea, el sistema aplicado a los predios con subsuelo mineral, que obliga al propietario a permitir la entrada de la minera, aunque aquí no haya mineral. Este es uno de los puntos que ha hecho decir a la oposición que la reforma tiene nombre y apellido.
El 16 de febrero último, al discutirse en la Comisión de Industria, Energía, Comercio y Turismo de la Cámara de Senadores las modificaciones al Código de Minería aprobadas en la Cámara Baja el 27 de diciembre pasado, algunos de los legisladores presentes preguntaron al ministro de Industria cuál era el objetivo de esa innovación.
“Creemos que esta servidumbre, junto a las que están previstas en el Código de Minería, complementa la posibilidad de explotación minera. De no ser así, este proyecto no sería viable“, afirmó Roberto Kreimerman.
¿A qué proyecto se refería el ministro si no es el de Aratirí?
Según la propuesta de Aratirí, la terminal portuaria ocuparía unas 250 ha, con 1.200 m de frente de costa, al noreste del predio de 1.900 ha perteneciente al Ministerio de Defensa Nacional en zona de La Angostura, que lleva este nombre por ser el tramo más estrecho entre la costa oceánica y la Laguna Negra.
“Siguiendo las recomendaciones del Gobierno Nacional y de la Intendencia de Rocha”, es una frase reiterada varias veces en el proyecto y el EIA de Aratirí, para enfatizar que la ubicación de la terminal portuaria del mineroducto ha sido determinada por las autoridades uruguayas y no por la empresa. Aunque hasta el momento ese terreno no ha sido cedido formalmente a Aratirí, y esto se encuentra supeditado a la aprobación del proyecto actualmente a estudio de la Dinama, esa afirmación le sirve a la empresa para dar la imagen de que cuenta con la aprobación oficial y que no puede haber marcha atrás.
En el proyecto actual, la terminal estará dedicada exclusivamente al concentrado de hierro. Las instalaciones en tierra comprenden el equipamiento para la filtración del agua mezclada con el metal, el galpón de acopio del concentrado de hierro, el sistema de transporte al muelle de carga y las instalaciones de bombeo para el retorno del agua al distrito minero.
La infraestructura en el mar consistirá en facilidades de atraque para buques de gran calado, unidas a las instalaciones de tierra por un puente sobre pilotes de 2,5 km de largo. El acceso por mar de los buques requiere la construcción de un canal de unos 9 km, dragado a una profundidad de aproximadamente 20 m hasta el muelle de carga.
Impactos de la terminal portuaria
De acuerdo con el EIA presentado por Aratirí, la construcción de la terminal portuaria tendrá una serie de impactos tales como emisiones de polvo, gases y ruido durante la construcción, propios de una obra de esa envergadura, que serán temporales.
Pero una vez construida, la terminal introducirá alteraciones en el ecosistema local de caracter permanente como las siguientes (citamos el EIA):
■ Afectación al sistema de dunas y procesos erosivos. Área inmediata del proyecto. Permanecen en el tiempo. Irreversibles.
■ Emisiones de sustancias químicas hacia el medio por carga y descarga de buques, dragado periódico, descarga de agua de lastre de buques e introducción de especies exóticas invasoras. Persistencia: permanente. Recuperabilidad: irreversible.
Junto con las anteriores afectaciones, Aratirí reconoce los siguientes impactos:

Diagrama del puerto proyectado por Aratirí (en color beige la zona de alteración de la costa a ambos lados del muelle).
■ Alteración de actividades tradicionales de la zona: pesca artesanal y turismo. La actividad turística y la pesca artesanal están asociadas al paisaje costero y a un imaginario que subraya sus atribuciones de espacio “natural”. La Terminal Portuaria y los efectos de la operación, especialmente la presencia de barcos, podría alterar la percepción sobre este espacio, afectando el flujo turístico a la zona. Efecto permanente e irreversible.
Un impacto específico no mencionado en el EIA de la minera es el efecto del hierro en el agua, pues inevitablemente irán óxidos de hierro al mar, llevados tanto por las lluvias como por descargas involuntarias, con el consiguiente crecimiento del fitoplancton (diminutas algas unicelulares) y el deterioro de la calidad de las playas cercanas.
Otro impacto reconocido por el EIA se refiere a la afectación de propiedades costeras y dice así: “Cambios en la topografía de la zona debido a la erosión de la actual línea costera hasta una profundidad de unos 100 m en el área al norte del puente, que afectará las propiedades privadas cercanas a la costa. Según la modelación, estos efectos, permanentes e irreversibles, se extenderán 2 km al sur y 5 km al norte del puente“.
Es importante destacar que por primera vez, luego de diversas presentaciones públicas realizadas por la empresa, se reconocen tales impactos sobre actividades productivas tradicionales de la costa y sobre las propiedades de habitantes de esa zona.
Como es habitual en estos informes preparados por las empresas interesadas, se incluye algún efecto ambiental y social positivo de la implantación del proyecto, pero si se los compara con los efectos negativos no hay un equilibrio o compensación posible. En este caso, se mencionan como efectos positivos los siguientes:
■ Creación del puente y rompeolas y aumento de hábitat marino disponible. Aumentará el área para las aves permanecer afuera más tiempo y recoger más comida para sus crías. Se proveerá hábitat para comunidades de algas y se creará un nuevo sitio de alimentación para la tortuga verde y peces locales.
Obviamente, para la etapa de cierre de la mina en Valentines, si se conservan el muelle y el rompeolas construidos por Aratirí, aquellos efectos no se modificarían, pero esto es un escenario absolutamente hipotético, incluso porque hay otros planes.
Aratirí y el puerto de aguas profundas
Existen varios motivos para creer que este proyecto minero apunta hacia objetivos más ambiciosos aún. “El puerto de Aratirí se convertirá en el primer puerto de aguas profundas de Uruguay”, afirmó Fernando Puntigliano, en diciembre último, en una exposición realizada ante la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU).
Desde hace años, Puntigliano defiende este proyecto, como lo muestra una presentación suya realizada en julio de 2009 cuando era presidente de la ANP. Ese puerto en la costa oceánica consagraría a Uruguay como polo logístico regional o “puerta de entrada a Sudamérica”, como se tituló un reciente seminario realizado en Londres con la intervención del canciller uruguayo Luis Almagro y el mismo Puntigliano.
El puerto de Aratirí, tal como aparece hoy en el proyecto minero de Valentines, contiene poco más de una cinta transportadora para cargar el hierro en el buque, es prácticamente un atracadero, no la infraestructura de un puerto de aguas profundas.
Pero obtener la autorización para construir un puerto en ese lugar de la costa uruguaya puede ser un negocio mucho mayor que el del hierro de Valentines.
Publicado en Observatorio Minero del Uruguay