Carta a la abuela. – Por Gonzalo Solari.
Abuela, abriendo postigos.
Despertando la casa a la hora del colegio y el café con leche. "Negrito, levantate que si no vas a perder el ómnibus", decías acariciándome el pelo.
Abuela, batón y delantal por los patios del verano.
Fiesta que duró lo que la infancia. Mate lavándose a orillas del primer pantalón largo, la noviecita flaca y el jopo a contramano.
Abuela de los domingos. Ravioles caseros y fútbol a las tres. Sol de buñuelos asomando por la cocina en las tardes de lluvia. Candeal copetón, premio de la siesta, bigotito de espuma.
Cómo quisiera poder escribir tu nombre en el sobre de esta carta, borrar su leve borde negro!
Volver a tus cuentos, a nuestro patio, a tu sopa de Maizena.
Que Caperucita me llevara hasta la morada que cobija tu sueño en lo profundo del bosque.
Y abrirte los postigos.
Y despertarte la casa.
Gonzalo Solari
Hasselbrook, Hamburgo, diciembre de 2010