Merkozy: La nueva metrópoli
Lisandro Bonilla
Profesor-Investigador argentino
Diciembre 2011
En el espacio geopolítico europeo emerge una nueva metrópoli: MERKOZY, vanguardia de Washington insertada en la Unión Europea; la representante del club Bildelberg: la variante neocolonialista resultado de la simbiosis prepotente que conforman Alemania y Francia. A su alrededor, las múltiples estrellitas de los países subordinados, también europeos y que alguna vez, algunos de ellos, también fueron metrópolis, ahora meras colonias del poder imperial.
Reticencias aparte de algunos de los subordinados, 23 de ellos asumieron como válidos los argumentos franco-alemanes en la recién terminada cumbre de la Unión Europea. Se trata de alcanzar la unión presupuestaria y castigar a los Estados que eleven sobre el 3% su déficit o que eleven el endeudamiento público más allá de lo permitido. Se incluye una “regla de oro” que obligaría a las colonias de MERKOZY incorporar a sus constituciones las disposiciones que las sometan a los dictámenes fiscales que vienen diseñados por MERKOZY y avalados, como corresponde, por la macro-metrópoli con sede en Washington.
El Banco Central Europeo respaldaría a los Estados que apliquen políticas de austeridad como norma central, eufemismo para disfrazar los recortes presupuestarios en áreas sensibles a las mayorías de las “naciones periféricas” que, en conjunto, manifiestan condiciones sociales y laborales por debajo de los índices promedio comunitarios.
Con el surgimiento de MERKOZY se plantea en el seno de Europa el esquema “norte-sur”. Se soslaya, interesadamente, que en España –sur- el gasto social por cada ciudadano es inferior a la mitad que en Alemania -norte. MERKOZY se hace a un lado y argumenta que no debe pagar las deudas de los países derrochadores, pero esquiva que hay una responsabilidad compartida, porque las deudas fueron promovidas por oligarquías supranacionales en connivencia con inversores y exportadores centroeuropeos. La Europa del capital, léase MERKOZY, no tiene en cuenta que la depresión de los Estados deudores se revertirá también con afectaciones a los acreedores.
El dúo formado por Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy, caras visibles de un “gobierno invisible”, constituye un ejecutivo que pretende imponer a los demás socios su modelo ideológico, político y económico. La sombrilla financiera de MERKOZY se extenderá sobre los “disciplinados” que apliquen la “regla de oro”, que será seguida con atención por tribunales de justicia y la nueva metrópoli podrá engalanarse con laureles cuando se autoproclame salvadora del euro.
Los mercados recibirán con beneplácito la nueva vacuna contra el “derroche” y entonarán loas a la austeridad como único camino para la salvación, pero al ritmo de los recortes sociales se irá desdibujando el sueño de una Europa equilibrada de extendido bienestar social. El “sur” europeo, no geográfico por cierto, trepidará por las carencias y pérdidas.
Cerca 23,6 millones de personas se encuentran en situación de desempleo en todo el bloque europeo, de los cuales aproximadamente 16,3 millones viven en la Eurozona. ¿Podrán las austeras acciones determinadas por el eje Berlín-París reducir este índice negativo?
El creciente incremento del “paro” ¿no es consecuencia de la falta de crecimiento?, ¿la falta de crecimiento no es resultado también de las medidas de austeridad aplicadas en el continente?
La voz autorizada de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001 y ex-vicepresidente del Banco Mundial, nada sospechoso de propugnar políticas monetario-financieras de contenido popular, calificó como “suicidio” las políticas de austeridad.
¿A dónde entonces conducen los dictados de la nueva metrópoli? Creemos que la Unión Europea se moverá en los límites cercanos a su destrucción. Las disposiciones aprobadas son despóticas y para enfrentarlas deberá levantarse la otra Europa, la de los pueblos.
Lisandro Bonilla
Profesor-Investigador argentino
Diciembre 2011