La muerte anunciada de KEIKO

Publicado en por Ivonne Leites. - Atea y sublevada.

La muerte anunciada de KEIKO

 

Días antes de ser liberada y una vez que ya había salido de Six Flags, antes Reino Aventura, Keiko fue entrevistada por Getten y dos comunicadoras interespecies más, Bonnie Notron y Teresa Wagner. La orca fue clara: “No quiero dejar a los humanos, necesito su amor y su apoyo. Amo a la gente que me cuida y que se preocupa por mí, pero lo que necesito es contacto con mucha gente”.

No es casualidad que los 17 meses que vivió en el mar la pasara buscando barcos. Sabía que ahí había gente y el contacto con los humanos era su pasión. Nunca quiso ser liberada. No le molestaba vivir en un lugar pequeño a cambio de ser visitada por millones de personas. Para los biólogos, Keiko murió de una pulmonía el 12 de diciembre de 2003 en las Costas de Noruega, año y medio después de ser liberada, pero para Marry J. Getten, comunicadora interespecies, la famosa ballena murió de tristeza.

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Mary J. Getten es quien más trabajó con Keiko. Se ha comunicado telepáticamente con orcas desde hace más de una década. Ha escrito el libro Comunicándose con las Orcas, la perspectiva de las ballenas, tras 13 años de entrevistas con ellas en las Islas San Juan. Se ha dedicado de manera profesional a la protección de la vida silvestre en el Centro de Mamíferos Marinos de California y para la rehabilitación de lobos en Washington. Fue durante varios años la coordinadora de la San Juan County Marine Mammal Stranding Network.

La comunicación interespecies se practica desde los años 70, pero con Keiko pesó más una campaña mundial para ser liberada que sus deseos, interpretados por tres comunicadoras. Fue entrevistada telepáticamente cuando vivía y a las tres expertas les dijo lo mismo: “No fue una buena idea liberarme, tal vez para otra orca, pero yo era feliz cerca de la gente”.

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A Keiko la visitaron 2 millones de mexicanos mientras vivió en Reino Aventura. Y eso la hacía feliz. Ella tenía clara su razón de vivir: “Estoy aquí para abrir los corazones de la gente y no lo puedo hacer desde el mar, y no porque le tenga miedo, pero elegí estar con la gente. Extraño mucho a los niños”.

Consideraba que no había sido la orca adecuada para este experimento. “Esta idea hubiera sido buena para otra orca, pero no para mí; espero que la gente pueda comprender que no todas las orcas somos iguales, que somos individuos”, dijo en las entrevistas con las expertas.

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Las historias

El caso de Keiko es especial. Mary Getten contó que en 2005 unas 5,000 orcas vivían en cautiverio; tres años después 146 murieron. Getten habló con dos de ellas, Yaka y Viga. Para ambas era una tortura vivir en un acuario. “Nos sentimos atrapadas. Queremos que nos liberen”. Murieron jóvenes, Yaka, a los 32 años, y Viga, a los 23, cuando pudieron vivir unos 90 años.

Keiko murió a los 27 años. Fue capturada en Islandia, antes de ser destetada. Su nombre significa “afortunado”. Y lo fue mientras vivió en cautiverio. Su primer hogar lo tuvo en un acuario de Islandia, tres años después la vendieron a un parque canadiense.

A México llegó en 1985. Apareció en dos telenovelas de Televisa y fue protagonista de Liberen a Willy, de donde salió la idea de liberarla. Se fundó Free Willy Keiko Fundation y el proyecto costó 20 millones de dólares. Lo prepararon todo: fue llevada a la Bahía de Klettsvik en Islandia, lugar donde había sido capturada años antes. El plan para liberarla generaba ya una amplia polémica, pues muchos dudaban de que la ballena pudiera regresar a la vida salvaje después de sus años de domesticación. Surgieron quejas por la inmensa cantidad de dinero que se había gastado en la ballena, pues podría haberse usado en labores humanitarias.

Keiko fue finalmente liberada el 11 de julio de 2002. Los biólogos dicen que nunca aprendió a comunicarse con otras ballenas. La orca permaneció muy apegada a los humanos y desde Islandia viajó hasta la costa de Noruega, instalándose en Halsa, donde permitió a la población interactuar con ella. Finalmente, fue llevada a la Bahía de Taknes con la esperanza de disminuir su contacto con los humanos, pero el 12 de diciembre de 2003, Keiko murió repentinamente debido a una neumonía. Se le hizo un servicio fúnebre en el Oregon Coast Aquarium el 20 de febrero de 2004.

La convivencia con los humanos

Quienes las han visitado dicen que apenas verlas causa que el corazón lata más rápido. Simplemente son emocionantes e inexplicables los cambios que logran en la gente. La mexicana Daniela Camino, comunicadora interespecies, dice que las ballenas tienen un lugar especial en la mente de los humanos porque su tarea es enseñarles a vivir sin urgencia.

En su especie no hay jerarquías. Todas valen lo mismo. Habitan la tierra desde hace más de 50 millones de años. Antes de ser acuáticas fueron terrestres, pero por protegerse fueron evolucionando para vivir en el agua. Su canto puede durar hasta 30 minutos, en el caso de las ballenas jorobadas. Son los animales más grandes del mundo.

No tienen un territorio definido, viven en todos los océanos. La ballena azul es el mas grande del planeta, llega a pesar 200 toneladas y su lengua pesa lo mismo que un elefante.

“Sus cerebros son parecidos a los nuestros. Ellas no compiten por estatus, ninguna ballena es más importante. Para ellas vivir es un gozo. Navegan con infinita libertad y respeto. No está en su naturaleza pelear contra los humanos”, dice Daniela Camino.

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Los humanos, dice, debemos aprender a saber que estamos habitando un cuerpo, pero que ahí hay mente y espíritu. “Las ballenas tienen más capacidad que nosotros para entrar y salir de su cuerpo a través de la conciencia”.

Cuenta que a través de la comunicación telepática han descubierto que cada vez que la gente las visita, las ballenas se acercan a los barcos para enseñarles a sus ballenatos que los humanos quieren acercarse. “Es una enseñanza para sus hijos, es mostrarles que no todos los humanos quieren atacarlas y que no hay ninguna pelea contra ellas”. Las ballenas visitan las costas mexicanas de noviembre a principios de abril. El Mar de Cortés se llena de vida con las ballenas que han migrado desde sus campos de alimentación, a varios miles de kilómetros al norte (Canadá y Alaska).

Las madres y sus ballenatos, así como los inquietos machos, llenan estas aguas de constante acción. Durante este breve tiempo, los ballenatos intentan ganar el mayor peso posible alimentándose de la leche materna. Es una lucha contra reloj, ya que tienen que acumular suficiente fuerza, grasa y tamaño antes de iniciar su regreso hacia el norte, travesía difícil y larga. Mientras, quien así lo desee, puede lograr que el corazón le lata más rápido, desde que ve una aleta fuera del agua.

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Etiquetado en Salud y Medio Ambiente

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