Uruguay: Carneraje liso y llano, repudiables krumiros... ejerciendo el tristísimo sacerdocio de los lameculo de alma

Publicado en por Ivonne Leites. - Atea y sublevada.

 

Escucho atentamente por radio a una de las dirigentes de la federación de funcionarios de la salud pública uruguaya, y, la verdad, me da cierto “miedito”, como dicen los gurises, además, francamente, de bastante “asquito”, por lo que mis oídos reciben de boca de esta señora del movimiento sindical hinchada de arrogancia más esperable de una dirigente de algún gremio patronal que de uno de asalariados…

Se está refiriendo a los funcionarios de las emergencias públicas sancionados por haber faltado con aviso a sus respectivos lugares de trabajo, en medio de una serie de medidas con las que se reivindica una adecuación salarial para ellos en particular, que no estuvo contemplada en el último convenio suscrito entre la federación y el ministerio de salud pública, luego del reciente y rarísimo conflicto ocurrido casi en simultaneidad con la realización del 11° Congreso del PIT-CNT.

La primera dama de la federación se expresa como tal; como si fuese la primera dama de un gobierno infalible y omnipotente que nunca se equivoca y que cree poder ser juez y parte así como así, sin más discusión y sin que el “pichaje” pueda creerse habilitado para impugnar sus actos…

Trata de desautorizar sindicalmente a los demandantes por su inorganicidad desobediente del sacro “poder sindical”, intenta descalificarlos moralmente, se refiere a ellos muy socarronamente, tratando de mostrarlos públicamente como una manga de irresponsables únicamente preocupados por su mezquina intención de recibir un salario mínimamente digno, y, encima, los caracteriza como “asesinos” por haber dejado su lugar de trabajo a sabiendas de que no existen suplentes para cubrirlos, presencia que, precisamente, está entre los reclamos más sentidos de los ahora sancionados.

Claro, como, según esta buena dama, ser funcionario de la salud pública es ser poco menos que sacerdote del bien público para el que es un pecado imperdonable dejar sin atención a los usuarios del servicio, se nos aclara que no hubo mayores riesgos, ya que a los inexistentes suplentes los sustituyeron con paradigmático “sentido del deber”, otros sorpresivos suplentes “siempre listos”:

nada menos que algunos integrantes de la dirección de la federación --según afirma la damisela--, luego de haberse mantenido una amable y armónica entrevista con las autoridades ministeriales correspondientes, “profundamente conmovidas por la situación” (al igual que los krumiros de nuevo tipo, sensiblemente responsables de sus obligaciones ciudadanas).

Lo escuchado, por ahora, no dá para más, ni para menos, tampoco.

Sencillamente, patético, vergonzoso, inmoral, carente del más mínimo respeto por los que viven del sudor de su frente y no del favoritismo con que suelen ser retribuidos los incondicionales del poder de turno.

Solamente cabe agregar un comentario: ninguna de las expresiones súper humanitarias de esta auténtica sacerdotisa del “nuevo Uruguay”, ni siquiera las más casi razonables –ni siquiera la de que estas medidas reivindicativas implicarían el riesgo de exponerse a más privatización del servicio de salud pública-, pueden ocultar la severa animosidad, la bronca lisa y llana, el odio nada proletario hacia otros proletarios, provocado por el sencillo e inducido hecho –inducido desde la mayoría de los dirigentes-- de haberse cuestionado “el principio de autoridad” del buró sindicalero dominante, ese supuesto “principio” que es también el pretexto para promover el alejamiento de los sindicatos y de la central sindical, de todo aquel que se atreva a discrepar y a ser consecuente con otros principios que son en realidad los principios más elementales del sindicalismo, tanto en el área pública como en la privada:



EL SINDICATO EXISTE PARA DEFENDER A LOS TRABAJADORES, A TODOS LOS TRABAJADORES, LUZCAN O NO GALONES DIRIGENTILES, TENGAN LAS AFINIDADES POLÍTICO-IDEOLÓGICAS QUE TENGAN Y HAYAN VOTADO LO QUE HAYAN VOTADO EN LAS INTERNAS SINDICALES O LAS ELECCIONES NACIONALES.

 

Para terminar:

inmediatamente después de la entrevista a la señora inflada del burocratismo obediente del “nuevo Uruguay”, el informativista lee los dos extremos de la “escala salarial” dentro del ejército “oriental”: $ 28.000 (veintiocho mil pesos, casi 1.500 dólares) para un alférez –que viene a ser el aprendiz o la primera categoría “laboral” dentro de la estructura militar verde, el “peón”, digamos— y $78.000 (setenta y ocho mil pesos, unos 3.500 dólares) para un general, que es ese tipo con cara de maduro y de fuerte carácter, lleno de chirimbolos de hojalata que pretenden ser símbolos “nacionales” de la "autoridá", algo así como el gerente mayor de la principal empresa proveedora del mejor terrorismo de Estado profesional en este mundo burgués apequeñoburguesado y desclasado, regido por el tontísimo y ya inservible “principio de autoridad”.

Un enfermero de puerta o de emergencia de la salud pública uruguaya, no agarra en la mano, con mucha suerte, ni $ 14.000 (catorce mil pesos; unos 700 dólares mensuales, que quedan en la mitad si tenés que pagar alquiler por un tugurio de mierda en la periferia ciudadana carente de servicios)…

Pero también puede agarrar, por las condiciones sanitarias en que trabaja, una buena infección o algo más serio, en el ejercicio de su sagrado sacerdocio de túnica blanca y oscura relación entre deberes y derechos que, según todas las evidencias, de aquí en más sería responsablemente regulada por la flamante y revolucionaria asociación entre los nuevos magnates del aparato sindical y los nuevos macanudos de culo chato del aparato estatal.

Así que ya lo sabemos: si muere alguien más en alguna emergencia de paro aunque haya carneraje “con conciencia de clase” ejerciendo el sacerdocio del bien público, ¡pena de muerte para los enfermeros asesinos que se atrevieron a desafiar todos los poderes, incluido el de una mediocre aristocracia sindicalera, la crema “proletaria” que aguarda y hace méritos en la tragicómica cola de la alcahuetería organizada, desesperada por el carguito “de confianza” muy bien ganado, por cierto!!!.

No queda otra: ¡hay que sumar el “miedito” y el “asquito”, y convertirlos en un soberano y gigantesco repudio a los farsantes, alcahuetes y buchones de chupete abierto, berreando a troche y mote, como lo que miserablemente son: carneraje amarillo de la peor calaña!!!.

 11/11/11

 

GABRIEL CARBAJALES -
postaporteñ@ nº658 - 2011-11-11Postaporteñ@

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